Fundamentación
Desde sus
inicios, Charlie Hebdo fue una revista radical y muy criticada en Francia, sus
editores recibían constantes amenazas de los grupos extremistas para la
cancelación de la revista. Por 23 años la revista mantuvo sus publicaciones,
hasta que el 7 enero del 2015 las palabras se volvieron hechos: un grupo
extremista islámico estremeció al mundo al ingresar armados a las oficinas en
Paris de la revista, asesinando a 12 personas.
Considero que
éste es un suceso que debe ser discutido, puesto que muestra al mundo la problemática
de la intolerancia en algunos grupos culturales y un modo en que ésta puede
afectar a la “sagrada” libertad de expresión. El contexto sociopolítico internacional
actual sacraliza los derechos civiles, en tanto cuestiona y hasta criminaliza
el fundamentalismo religioso islámico. Una argumentación seria de este tópico requiere
alejarse de los clichés escolares que defienden a ultranza el libre ejercicio irresponsable
de los derechos civiles. El artículo de opinión es el texto periodístico más
adecuado para tratar el tema debido a que permite abordarlo desde una mirada
subjetiva argumentativa personal. En el artículo quiero plantear mi propia
visión cultural y hacer un debate moral de este acontecimiento con
características radicales. Este escrito esta diseñado para ser publicado en página
web para evitar la censura editorial y permitir su libre lectura.
Articulo
El atentado a
la revista Charlie Hebdo, un suceso que noqueó al mundo, fue en sí mismo un
atentado contra la libertad de expresión extrema de este semanario. Charlie
Hebdo lleva años publicando sus tiras satíricas haciendo alusión directa a árabes, católicos, judíos, políticos, entre
otros. Mucha gente considera que Charlie Hebdo es la perfecta manifestación de
la libertad de expresión. Los editores de la revista consideraban que ellos
tenían el derecho de poder criticar, ridiculizar e inclusive humillar a todo el
mundo. Por estas polémicas publicaciones, los editores de Charlie
Hebdo, incluso fueron amenazados de muerte por grupos extremistas. En respuesta
a estas amenazas, Stéphane Charbonnierno, editor del semanario, declaró en una
entrevista: “No tengo miedo de las
represiones, no tengo hijos, esposa, auto ni crédito. Probablemente esto
parezca exagerado, pero prefiero morir
parado que vivir de rodillas” haciendo alusión a su concepción fundamentalista
de los derechos civiles. Como se puede ver el pensamiento del editor, es que
tiene el derecho a expresarse libremente sin limitaciones y que no debe
sucumbir ante la presión de las masas opositoras, bajo ningún punto de vista ni
de ninguna amenaza. Pero, ¿hasta qué limites puede considerarse válida la
libertad de expresión?, ya que, en la práctica, el ejercicio de esta libertad está
llena de discriminaciones, mofas y prejuicios sobre grupos religiosos
culturales y sociales que gozan de los mismos derechos y libertades que Charlie
Hebdo publicita con arrogancia. ¿Acaso no vulnera diariamente Charlie Hebdo la
libertad religiosa y el derecho a la no discriminación de los distintos grupos
socioculturales a los que se refiere sarcásticamente?
Desde el
punto de vista de los grupos radicales, que se vieron ridiculizados e
humillados por esta revista, ésta atentaba continuamente contra sus más profundas
creencias, lo que evidentemente generó continuos disgustos y roces nacionales e
incluso internacionales. El Papa, la máxima figura de la Iglesia Católica,
cuando en una entrevista le consultaron su opinión sobre el atentado a Charlie
Hebdo dijo "Si el doctor Gasbarri dice una mala palabra en contra de mi
mamá, puede esperarse un puñetazo... ¡Es normal!”. De este modo, es comprensible
que cuando se insultan las creencias que definen a un grupo o elementos
considerados valiosos por éste, se pueda esperar una reacción hostil o
francamente violenta. Se debe recordar que los distintos grupos sociales,
culturales o religiosos tienen formas distintas y características de reaccionar
a las hostilidades. En el caso del fundamentalismo islámico, la guerra santa y
la persecución de los infieles consagrada en sus escritos justifican actos tan
deplorables como lo fue este atentado. Es decir, sólo bastaba el esperar para
que se produjera un hecho sangriento y lamentable como el ocurrido. Así es como
estos grupos consideraron que la forma más efectiva de acallar estas blasfemias,
en vista de que sus protestas no tuvieron efectos en la revista, fue este
atentado ante los editores. Además, este no fue el primer incidente serio
contra la revista, con anterioridad el edificio de edición de la revista
Charlie Hebdo fue incinerado por grupos extremistas. Por ende este hecho se
podía predecir.
Los terribles
acontecimientos se produjeron tanto por la cruel sátira de la revista como por
la esperada mala recepción de parte de los grupos extremistas que se vieron
incapaces de tolerar tal burla a sus creencias. Creo que ambos grupos actuaron
indebidamente. En primer lugar, la revista Charlie Hebdo se burló y humilló con
ironías superficiales, sin mayor profundidad, de la cultura musulmana. En el
fondo lo que la revista estaba haciendo era burlarse prejuiciosamente,
manoseando con vulgaridad la libertad de expresión, sólo con un banal objetivo humorístico,
disfrazado de sátira, de diversos grupos culturales únicamente por ser distintos en sus creencias y usos
culturales. Además, esta utilización irresponsable de los medios de comunicación,
fomenta la discriminación y los prejuicios sobre estos grupos, amparándose en
el derecho a la libertad de expresión para justificarse. A mi parecer la
libertad de expresión debe tener un límite,
con esto me refiero a que toda persona puede expresarse libremente, siempre y
cuanto evite degradar o insultar a otras formas de pensamientos diferentes a la
suya, “tu libertad termina donde comienza la del otro”. Algo que Charlie Hebdo
no aplica.
Por otra
parte, la reacción completamente injustificada y deplorable, pero comprensible,
por parte de este grupo radical islámico, atenta contra las bases de la ética
universal del hombre, por ende, no hay un argumento para respaldar un homicidio.
La letra siempre sobrevive al hombre, las sátiras de Charlie Hebdo nunca han
sido más reproducidas y famosas como después del atentado, esto se ha traducido
en una contra propaganda mayor aún para el mundo islámico y un fortalecimiento de todos aquellos que los critican
reiteradamente. Desde el punto de vista occidental, donde la tolerancia es
considerada una virtud social, atentados como éste son impensados, crueles y
exagerados. El fundamentalismo de los grupos islámicos, llega a niveles de
intolerancia tal, que pueden ser considerados un peligro social.
Para
finalizar me gustaría dejar en claro que mi opinión no respalda ni mucho menos
apoya a ninguno de los dos bandos, ni la revista ni a los terroristas islámicos,
considero que ambos son extremistas. “Extrema se tangunt”, los extremos se
tocan, dicho latino que cobra valor en este caso, a mi parecer tanto como la
conducta de Charlie Hebdo como la reacción del grupo islámico son igual de éticamente
reprochables y son fruto del mismo tipo de extremismo. En consecuencia la
libertad de expresión debe ser ejercida con prudencia y resguardando los límites
para no pasar a llevar la práctica de otras libertades. Sin embargo legislar al
respecto parece peligroso, porque se puede caer fácilmente en la censura.
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